martes, 24 de abril de 2007

¿Y la familia?

Según la constitución y la ley vigente en Chile, la familia tiene el derecho de elegir la educación de sus pupilos. Según el Artículo 4 de la LGE proyectada, corresponde “a los padres el derecho y el deber de educar a sus hijos”. Al “derecho” se agrega el “deber”, correctamente.
Cada niño nace en una familia – que no puede elegir – y mucho de su conducta es influenciado por lo que hace y no hace la gente en esta familia. Por esta razón, los estudios encuentran que un porcentaje apreciable del resultado escolar obedece más a la influencia de la familia que la del establecimiento escolar.
Si es así, ¿es razonable pensar que el problema de la calidad de los aprendizajes puede ser resuelto exclusivamente en el sistema escolar? ¿No sería esencial interesarse por la “calidad de la familia”?
Mirémoslo desde la relación familia-establecimiento. ¿Qué porcentaje de las familias considera que el aprendizaje es responsabilidad exclusiva de la escuela o del colegio y a lo más preguntan por las notas? ¿Qué porcentaje hace del aprender y del estudio una actividad de familia, rica y enriquecedora? ¿Qué porcentaje usa el establecimiento más bien como un estacionamiento para sus niños? ¿Qué porcentaje de los niños en edad escolar recibe un trato empático, goza de confianza y expectativas positivas?
Entonces, ¿no debería Chile mirar más de cerca el problema del desarrollo de las familias, desde su implicancia en el aprendizaje? ¿Por qué la LGE dice lo que se espera de los establecimientos, pero no de las familias? ¿Por qué el MinEduc no se ocupa de las familias (en el contacto de un marco legal)?
Existen familias que cumplen muy bien su rol en relación con el aprendizaje, y a veces les resulta constituir grupos, en el contexto de determinados establecimientos. ¿Qué deben hacer cuando se les acerca una familia nueva que da evidencias de una actitud adversa? ¿No tendría el derecho de imponer reglas mínimas o, cuando esto no opera, negarse a incorporar esta familia?
¿No sería que – visto bajo este ángulo – la “selección” se refiere a la familia y no por el rendimiento intelectual sino que por el contexto conductual y de actitudes? ¿Y que un establecimiento que desea cumplir su rol de velar por el bien de sus estudiantes, debería permitir esta función de protección?
Todos sabemos que la mayoría de los establecimientos escolares en Chile, no logran generar buenos resultados. Pero ¿cuánto de esto es atribuible a las familias? Y si es una proporción elevada, ¿es razonable presionar a los establecimientos por lo que es causado por las familias? Si muchas familias no dan un contexto favorable, pero presionamos a los establecimientos, éstos últimos tienen una razón más para protegerse.
Creo que, de modo urgente, cada papá y cada mamá en Chile, debe revisar su manera de cumplir con su deber de papá/mamá y su grado de logro. Y creo que es urgente poner este tema en la mesa.

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